domingo, 8 de enero de 2017

El tesoro viajero

Sombrero ranchero y traje claro. Ese parecía ser el uniforme de los señores que se movían al ritmo del último domingo de la primavera de 1927. Domingo 19 de diciembre. Esa tardecita, Eduardo Cipollina bajó del taxi en Florida y Tucumán, en la puerta del distinguido edificio del Jockey Club.
El hombre había viajado desde el Hipódromo Argentino de Palermo (era el concesionario del restaurante), llevando un portafolio que no olvidó bajar cuando el automóvil se detuvo en el destino. Apoyó el maletín en el estribo del coche, del lado de la vereda, se acercó a la ventanilla del chofer -recordemos que en ese tiempo se manejaba a la inglesa-, tomó dinero de su saco y le pagó el importe que marcaba el aparato medidor (denominado taxímetro).
Acto seguido, Cipollina entró al Jockey, mientras que el portafolio, con 10 mil pesos, partía apoyado en el estribo del automóvil. El taxista no advirtió que transportaba la valiosa carga. Cuando el empresario gastronómico salió a la calle en persecución del coche, ya era tarde.
Diez mil pesos era una cifra considerable. Quince días en Mar del Plata, en diciembre, con pasajes de tren ida y vuelta en primera clase y hotel de pensión completa, costaban $150. Un traje en Harrods, $70. Un sombrero ranchero, bien a la moda, $6. Con los diez mil pesos de la valija, uno podía comprarse siete hectáreas en la localidad de Morón. Un juego de cama completo (como el que vemos en el aviso) se pagaba $800. Los zapatos de hombre, tenían un valor aproximado de $15, similar precio que las botas de mujer. ¿Un cero kilómetro? Entre dos mil quinientos y cuatro mil quinientos pesos. Sin duda, el maletín contenía un tesoro más que atractivo. Y viajaba en el estribo de un auto cuyo valor era menor que el de su inesperada carga.
Sin nuevos pasajeros, el taxista se alejó del centro. Poco después de las ocho de una noche que comenzaba a asomar, el auto pasó por la esquina de Gaona (hoy Ángel Gallardo) e Hidalgo. El maletín de Cipollina cayó en la avenida, a metros de Antonio Sigimbosco (13 años), estudiante primario que trabajaba de canillita para costearse los estudios. El chico soltó los diarios, tomó el portafolio y empezó a correr. ¿En dirección a su casa por la calle Hidalgo? No, por Gaona, persiguiendo al taxi. Agotado por no poder alcanzarlo, frenó para descansar. Abrió el maletín, vio todos esos billetes, lo cerró y comenzó a correr. ¿Al taxi? No. ¿A su casa? Tampoco. Antonio salió disparado hacia la comisaría 11ª para contar lo que había ocurrido y entregarlo.
A través de una comunicación interna por telégrafo, las comisarías tomaron nota del hallazgo. El preocupado dueño del tesoro había denunciado la pérdida en la 1ª y desde allí le avisaron que había aparecido. A la medianoche ingresó a la comisaría 11ª, que en ese tiempo estaba frente al Parque Centenario. Recuperó la valija y agradeció a Antonio, hermano de Ofelia e hijo de Catalina, a quienes vemos en la foto junto al canillita. Cipollina le entregó su tarjeta personal y le pidió que fuera a verlo al Jockey Club, donde todo había empezado.
El lunes por la tarde, el joven acudió a la cita. Cipollina le dio un sobre con quinientos pesos en señal de agradecimiento. Por otra parte, las autoridades del Jockey Club le ofrecieron trabajo como ayudante del portero. Aclaremos que en aquel tiempo era habitual, y no estaba mal visto, sino todo lo contrario, que los niños trabajaran. Sigimbosco aceptó encantado.
La historia fue reproducida en los diarios de la época. También en la revista Billiken, quien lo premió con un reloj más una cadena de oro, y destacó su “ejemplar honradez”. A casi noventa años de aquellas jornadas, evocamos a Antonio Sigimbosco, el canillita que tuvo un tesoro en sus manos y lo devolvió.

Futbolistas en pose

Eran otros tiempos. Entre finales de los años 30 y los 40, los futbolistas, ídolos populares, eran el objetivo de los reporteros gráficos y posaban con un estilo que ha perdido vigencia.
Aquí una galería recopilada en la Fototeca del Archivo General de la Nación que incluye, entre otros, a Vicente de la Mata (Independiente), Agustin R. Cosso (San Lorenzo), Héctor Narvarte (Racing), Eusebio Videla (Tigre) y Eligio Corvalán (River).
También presentamos, en la próxima imagen, a Luis María Rongo con camisa abierta y la pregunta es: ¿qué casaca está utilizando? La ayuda: jugó en River Plate, Argentinos Juniors y Platense.
Otra consulta a los avezados lectores. ¿Quiénes son los jugadores que posan de Boca Juniors (en la imagen inicial), Chacarita y Vélez?

Bares automáticos

Cuando la ciudad de Buenos Aires creció al extender sus límites, surgió la posibilidad de comprar lotes en zonas alejadas del centro y mudarse. Entonces, muchos empleados tomaron el hábito de almorzar cerca sus trabajos. El notable aumento de la demanda provocó una innovación fundamental.
En el año 1907 se inauguró el Bar Automat Europa en el microcentro porteño, más precisamente en Bartolomé Mitre 463. Consistía en un sistema de diez a doce máquinas expendedoras de bebidas frías y calientes -los pocillos de café bajaban en fila por un tubo de vidrio transparente- o sandwiches y empanadas. Las inmensas expendedoras, colocadas en la barra del bar, se accionaban con monedas de diez centavos. Cada uno se proveía de la comida y la bebida, y se sentaba en cualquiera de las mesas dispuestas como en los bares clásicos.
Según los avisos de la época, se trataba de un “lunch higiénico” porque la comida no pasaba por las manos de los cocineros ni de los mozos. El dato era incierto, ya que detrás de las máquinas trabajaba media docena de personas imperceptibles, reponiendo los alimentos y bebidas. Debido a su éxito, los bares automáticos se multiplicaron y más adelante se incorporaron dulces, postres e incluso bebidas alcohólicas.
El más popular de todos fue el Bar Americano en Cangallo 966 (Perón y Carabelas actual). Sus aparatos llenaban de licor los pequeños vasos de los parroquianos. En ese mismo bar, cuando aún era atendido por mozos, se había estrenado el tango “El Choclo”.

Los nombres de nuestras playas

Miramar, Ostende, Santa Clara del Mar, Claromecó. ¿De dónde surgen los nombres de nuestras playas? Aquí, un breve repaso.
San Bernardo era el nombre de la estancia de Enrique Duhau, propietario de aquellas tierras.
Santa Teresita: Enrique Duhau casó con Teresa Lacroze, sobrina de Federico y Julio (propulsores del tranvía en la ciudad de Buenos Aires). En el límite de la estancia San Bernardo existía un almacén bautizado Santa Teresa en honor a la señora de Duhau. Luego, al crearse un nuevo balneario, los fundadores pensaron llamarlo como al almacén, pero optaron por el diminutivo, Santa Teresita.
La Lucila del Mar: Suele repetirse que su nombre se debe a Lucila, hija de Andrés Zapateiro, quien compró una parte del campo a Duhau. Sin embargo, el lucilense Carlos Abruzzese ha refutado la historia con un argumento simple: Lucila Zapateiro nació unos diez años después que surgiera el balneario. El nombre de La Lucila proviene de la localidad homónima, en el partido de Vicente López, de donde provenían compradores de los primeros lotes. El “del Mar” se agregó más adelante. ¿Y aquella Lucila que inspiró a la localidad en Olivos? Era la propietaria de las tierras y de una espléndida casona: Lucila Anchorena de Urquiza.
Mar del Plata: Si bien es evidente que no evoca a ninguna personalidad, es curioso anotar que fue sugerido por su fundador, Patricio Peralta Ramos. Pero en el debate parlamentario en que se trataba la fundación, el senador bonaerense Carlos Ortiz de Rozas manifestó que le parecía ridículo que una porción de tierra llevara la palabra Mar en su nombre.
Miramar: A través de un telegrama, José María Dupuy le propuso a su cuñado Fortunato de la Plaza, propietario de las tierras que se lotearían, el nombre Mira Mar. En el mismo mensaje daba las opciones de Rómulo Otamendi, asociado al emprendimiento. Las sugerencias de Otamendi eran Trouville o Gijón. De la Plaza optó por Mira Mar.
Santa Clara del Mar: Recibió el nombre por Clara Anchorena de Uribelarrea, quien fuera titular del campo de cuatrocientas hectáreas que contenía esas playas.
Pinamar: Cuando Valeria Guerrero y Jorge Bunge resolvieron asociarse en el proyecto del balneario lo llamaron Pinamar por la abundancia de coníferas junto a la playa. Pero nunca se aclaró quién de los dos creó el nombre.
Ostende: Fue fundado por el francés Jean Marie Boure y los belgas Fernando Robette y Agustín Poli, quienes lo bautizaron con el nombre del balneario homónimo en Bélgica.
Valeria del Mar: Lo propuso la mencionada Valeria Guerrero, tía de la célebre Felicitas. Pero no por ella, sino por su abuela homónima, Valeria Cueto de Cárdenas.
Cariló: Mantuvo la denominación mapuche. Significa “médano verde”.
Villa Gesell: La historia del balneario parte del impulso de Carlos Gesell, lo que despeja cualquier duda. Pero no está de más agregar que el emprendedor se llamaba Carlos Idaho Gesell. El extraño segundo nombre se lo pusieron por un tío que, en vez de probar suerte en nuestra tierra, se dirigió al norte, a los Estados Unidos, y se instaló en el estado de Idaho.
Claromecó, el balneario vecino a la ciudad de Tres Arroyos, también lleva nombre mapuche. Su significado, sobre el cual los especialistas aún no han arribado a un acuerdo, es “tres arroyos” o “tres arroyos con junquillos”.
San Clemente del Tuyú forma parte de una combinación. Su historia se relaciona con la expedición al sur que en 1604 llevó adelante el gobernador de Buenos Aires, Hernando Arias de Saavedra, más conocido como Hernandarias. El grupo de guaraníes que lo acompañó denominaba a estas playas Tuyú, que en su lengua significa barro o charco (ajó es un término emparentado, ya que define a lo blando). Pasaron ciento cuarenta años. En 1744, el misionero jesuita José Cardiel partió a recorrer la Patagonia. A punto de ahogarse en la zona del Tuyú, imploró a San Clemente (cuyo martirio consistió en ser arrojado al mar atado a un ancla). Salvó su vida porque un baqueano lo rescató. Agradecido -al santo- bautizó las aguas con el nombre del mártir.

Reyes Magos en la Publicidad

Aquí, un sencillo paseo por la historia de Melchor, Gaspar y Baltasar en la historia de los avisos en ola Argentina.
1) Una revelación inesperada de la carga de los Magos, Ginebra Kamp, 1913.
2) Locomotoras de lata fuerte, muñecas con cabeza de porcelana, caballos de papel maché… lejos de los juegos electrónicos, 1917.
3) No alcanzaba con el largo listado, ni con los dibujos: había que ir a Florida y Cangallo, 1918.
4) Bicicletas “triple camello” para la realeza “progre”, 1925.
5) ¿Un viajecito a Orlando? No, con Retiro alcanza para pasarla en familia, 1926.
6) Haciéndole un favor a los Reyes Magos, no se hacen gastos inoportunos, 1930.
7) Para Magos con un poquito de atraso, Avelino Cabezas está en oferta y, además, abre el 6 por la mañana, 1933.
8) Fragancias distinguidas. Para el zapato de la dama y del caballero, 1936.
9) Cuando el 6 de enero tenía un tono más familiar… y cervecero, 1936.
10) Un clásico ya frente al Obelisco y con varias sucursales. ¡Joya!, 1941
11) Se lo merecen: había que andar vaya a saber cuántos días en el desierto y con las bolsas cargadas para millones de chicos. ¡Salud!, 1941.
12) Hoy no tienen nada de bulevares, pero en su época de esplendor estas avenidas lucían tan lindas como las roscas de la esquina, 1944.
13) “Llegaron ya los Reyes y eran … ¡cuatro!”. Nada mejor que este milagro monárquico suceda en “Jesús María”, 1973.
Buen humor, variedad de posibilidades, regalos para todas las edades, lo cierto es que la mágica noche de Reyes sirvió, sirve y servirá para lucimientos publicitarios.

lunes, 1 de agosto de 2016

Antiguas Calles de la Ciudad de Buenos Aires 

ANTIGUOS NOMBRES DE LAS CALLES DEL BARRIO MONSERRAT
EN EL SIGLO XVIII
MEDIADOS DEL SIGLO XIX
RIVADAVIA AL SUR
RIVADAVIA AL NORTE
CristoBalcarce25 de Mayo
San MartínDefensaReconquista
Santísima TrinidadBolívarSan Martín
San JoséPerúFlorida
San PedroChacabucoMaipú
San JuanPiedrasEsmeralda
San MiguelTacuaríSuipacha
San Cosme y San DamiánBuen Orden (hoy B. Irigoyen)Artes (hoy Carlos Pellegrini)
MonserratLimaCerrito
San PabloSaltaLibertad

ANTIGUOS NOMBRES DE LAS CALLES DE RIVADAVIA AL SUR
EN EL SIGLO XVIII
MEDIADOS DEL SIGLO XIX
SIGLO XX
Las TorresRivadavia=
CabildoVictoria=
San CarlosAlsina=
San FranciscoMoreno=
Santo DomingoBelgrano=
RosarioVenezuela=
San BartoloméMéxico=
San AndrésChile=
ConcepciónIndependencia=
San IsidroEstados Unidos=
San FermínEuropaCarlos Calvo
BethleemComercioHumberto Primo
Santa BárbaraSan Juan=

ANTIGUOS NOMBRES DE LAS CALLES DE RIVADAVIA AL NORTE
EN EL SIGLO XVIII
MEDIADOS DEL SIGLO XIX
SIGLO XX
Las TorresRivadavia=
PiedadBartolomé Mitre=
MercedCangallo=
Santa LucíaCuyoSarmiento
Santo NicolásCorrientes=
Santa TeresaGral. Lavalle=
SantiagoTucumán=
Santa CatalinaGral. Viamonte=
Santa RosaCórdoba=
Santo TomásParaguay=
Santa MaríaCharcasMarcelo T. de Alvear
San GregorioSanta Fe=





ANTIGUOS NOMBRES DE LAS CALLES DE BARRACAS
Nombres de las calles entre 1855 y 1992:
AlgarroboSanta Isabel - Segunda Santa María
Amancio Alcorta (Av.)Camino a Paso de Burgos - Camino a Puente Alsina
AlvaradoSan Patricio
Anchoris19 - Solís Segunda
ArcamendiaPasaje Carrasco - Vilcapugio
Aristóbulo del ValleIndustria
Arzobispo Mariano A. Espinosa94 - Diamante
Azara133 - Prolong. Bolívar
BaigorriSegunda Zeballos
BarracasCamino de la Convalecencia - Sola - Salta - Segunda Salta - Vieytes - (de Avda. Alcorta a Suárez)
California107 - Rosetti (en La Boca) California - Armenia
CaserosPatagones
CopahuéPasaje Barceló
Coronel RicoPinquenes - Pasaje Vieytes
Coronel SalvadoresSarmiento
Daniel CerriPintos - Alzaga - Presidente
Dr. Enrique FinocchiettoPatagones
Eduardo ArolasAristóbulo del Valle (de Paracas a Barracas)
General IriartePresidente (de M. de Oca al oeste)
Goncalvez DíasSanta Adelaida - Ing. Luis A. Huergo
Gualeguay93 e.
GuanahaníLa Paz o Gral. Paz
Herrera"Calle de las tunas" - Fray Nicolás Herrera
IcalmaPasaje Oliver
Isabel La CatólicaLas Piedras - 135 - Modolell - - Segunda Tacuarí
Ituzaingó91 b.
JennerPasaje Herrera
JorgeSan José
José A. Cortejarena92 c. - Aconcagua
José A. Salmún FeijóoUniversidad
Labardén31 a. (prolong.)
LamadridSan Tomás - Ovalarría (de M. de Oca a Vieytes)
LanínPasaje Silva
Los Patos92 a.
LujánPuentecito
Luna31 (prolong.)
LuzuriagaSolís 3a - 2a Entre Ríos
Magallanes102
Manuel A. Montes de Oca (Avda.)Camino a Ensenada de Barragán y Pampas - Calle Larga - Avda. Santa Lucía (en la barranca, "Barranca Balcarce" y "Boulevard Buen Orden")
Manuel J. SamperioMartín García (de Montes de Oca a Herrera)
Martín GarcíaColonia - Gral. Brown - "del Héroe Brown"
Melchor Gaspar de Jovellanos134 - Prolong. Chacabuco - España
MelgarSanta Elena 2a
Mirave92 d. -Ing. Pellegrini - Aconquija
MonasterioProlong. Matheu
OlavarríaCasajemas - Lamadrid (ambas de M. de Oca a Vieytes)
OncativoBrandsen
Osvaldo CruzSan Luis - Tres Esquinas
ParacasSegunda Lima
PatagonesLa Verde (de Bolívar a Tacuarí) 91
Patricios (Avda.)Calle Nueva - Defensa - Segunda Defensa - 131
Pedro de MendozaRibera del Riachuelo
Perdriel24 Solís - Olivos (de General Iriarte al sur)
Pilcomayo93 a.
Pinzón"Santa Felicitas" - Progreso
Pi y Margall93 c. - Dulce
Río CuartoSalsipuedes - Santa Rosalía
Río LimayAndrade - Limay
Rocha"Callejón El Churrinche" - (De Patricios a Montes de Oca)
Ruy Díaz de Guzmán132 - Segunda Bolívar
SalomDel Horno - 145
Santa ElenaSanta Calixta
Suárez"La Banderita" (de Montes de Oca al oeste)
Tomás Liberti93 d. - Salado
Uspallata92 - San Luis (en su nacimiento)
Vélez SarsfieldProlong. Entre Ríos
VieytesCamino de la Convalecencia - Sola - Salta - Segunda Salta
VilcapugioAtacalco
VillarinoSan Juan
Wenceslao VillafañeAlegría
FUENTE: Barracas en la historia y en la tradición, de Enrique H. Puccia.
Editorial Planeta, Gob. de la
Ciudad de Bs. As.