todo aquel hincha  San Lorenzo que haya visitado este hermoso estadio (no en mi caso), les dejo en este post información, varias imágenes y videos de como era para que puedan recordarlo o conocerlo y algunas que otras instalaciones.


 Información  

El Gasómetro fue el primer estadio del Club Atlético San Lorenzo de . El mismo se situaba en el barrio de Boedo, sobre la Avenida La Plata entre las calles Inclán y Las Casas. Fue inaugurado en 1916 en un partido oficial frente a Estudiantes de La Plata, que ganó San Lorenzo por 2 a 1. 

Se lo conoció popularmente con ese nombre debido al parecido que tenía su estructura exterior con los gigantescos depósitos de gas licuado, conocidos como gasómetros, que funcionaban en aquella época. Previo a su construcción, existió en ese lugar una chacra perteneciente al colegio Maria Auxiliadora y a la familia Onetto, y el gasómetro más cercano estaba en la calle Maza, que en aquel entonces se llamaba Adolfo Berro. 

En 1929 se jugó allí el Campeonato Sudamericano, con las obras aún sin terminar; por esa razón, a pesar de tener tribunas altas, todavía no tenía esa estructura final, que recién adquirió en 1930, cuando se finalizaron las obras.El estadio nunca tuvo nombre oficial y tampoco jamás "El Gasómetro" fue un nombre establecido oficialmente, pero se ganó un lugar en la memoria futbolera argentina. "El Gasómetro" fue una denominación o apodo popular, tal como la Doble Visera, el Monumental, la Bombonera, el Cilindro, el Palacio Ducó o el Bosque, por dar algunos ejemplos. La incorporación del adjetivo "viejo" al nombre se fue imponiendo de manera paulatina, de acuerdo casualmente, con las tendencias de mudanza y desarraigo que se fueron imponiendo. Éste epíteto comenzó a ser impuesto en la época de la "Revolución Libertadora". Por esto es de notar que ese adjetivo puede resultar peyorativo, despectivo, denigrante y es totalmente funcional a las políticas que fueron ganando el club y la ciudad. Por esto, también resulta interesante que inmediatamente que el nuevo estadio del club fue inaugurado comenzó desde los medios (incentivados por la dirigencia del club) a ser llamado "nuevo" cuando en realidad tiene un nombre oficial en reconocimiento a un gran dirigente. 

La Municipalidad de Buenos Aires, a cargo del brigadier Osvaldo Cacciatore (intendente porteño durante la dictadura), alegando que se tenía que hacer una reordenación urbana (apertura de las calles Muñiz y Salcedo) y que se construirían viviendas, dictaría allá, por el año 1979 una ley con tal fin. Esta ley que sería un eslabón más en la marcha hacia la apropiación de esos terrenos por parte del Estado, prohibía expresamente la construcción de supermercados, cosa que finalmente sucede en esos terrenos que pertenecieron al mítico estadio. 

Es así que el Viejo Gasómetro, el “Wembley porteño” (capacidad para 75.000 expectadores, estadio con muchas historias, y no todas estrictamente futbolísticas) cerró sus puertas el 2 de diciembre de 1979, luego de un empate, aburrido, en 0 con Boca . 

Una sociedad fantasma, constituida pocos días antes de la venta, pagaría al club unos escasos 900.000 dolares. Con el pasar de los años nada se hizo, no se realizó tal reordenación, ni se contruyeron las viviendas prometidas. Hacia 1983 una ordenanza anulaba la prohibición de establecer supermercados en el lugar por lo que esos terrenos se vendieron a Carrefour por ocho millones de dólares. 

San Lorenzo ya estaba sin hogar y pasaba por sus peores momentos. Vivió un descenso que quedó para la historia ya que fue el pueblo azulgrana el que hizo renacer de las cenizas al club, batiendo records de entradas, y dejando también el mejor paso de un equipo por el descenso. Esos hinchas vivieron un intenso peregrinaje por canchas alquiladas hasta el 93´, año en que se construyó el Pedro Bidegaín más conocido como "Nuevo Gasómetro", estadio que albergó cinco nuevos títulos (Clausura 1995, 2001 y 2007, la Copa Mercosur y la Sudamericana) que se sumaban a la vitrina (era amateur: 1923,1924 y 1927; era profesional: 1933,1946,1959, metropolitano 1968 y 1972, nacional 1972 y 1974) de la institución. 

El Gasómetro estaba construido con graderías de madera sobre estructura de hierro, con capacidad para unos 60.000 espectadores. Allí se vieron grandes hazañas futbolísticas. En ese lugar fueron locales el asombroso Isidro Lángara, el trío compuesto por Farro, Pontoni y Martino, Los Carasucias y otras queridas figuras sanlorencistas. 

En el corredor que separaba la cancha de las tribunas se montaba el escenario donde actuaban las famosas orquestas de tango y jazz (que nivel) y otras atracciones de los populosos bailes de carnaval. Hacia fines de los '70, sobrevino una aguda crisis económica que obligó a resignar ese tradicional reducto santo, construyéndose en esos terrenos una sucursal de una cadena de supermercados franceses, que se conoce como "Carrefour San Lorenzo". 

El último partido que se jugó allí fue un empate sin goles entre San Lorenzo y Boca Juniors, en diciembre de 1979. Tras unos años de litigio, se lo desmontó en 1982. 



 Imágenes 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




 ¿Dónde Fueron a Parar los Tablones? 


Las gradas del mítico estadio del club fundado por el cura Lorenzo Massa sostienen hoy el techo de una Iglesia en construcción de Merlo, San Luis. La cancha de Avenida La Plata cerró en el 79 y la capilla serrana comenzó a erigirse en 1985. "A los tablones nos los ofreció el ingeniero porteño que hacía el Nuevo Gasómetro", contó el sacerdote David Picca, un confeso hincha del Ciclón. 

José Sanfilippo los tiene en el patio de su casa y el Club A. Linqueño de Lincoln armó su tribuna con la misma madera. Pero la historia de esta capilla de Merlo, por los actores que la animan, la distancia en kilómetros y los símbolos que acusa cada relato, suena distinta a todas. Los tablones cuervos, pisados, saltados, testigos del fútbol por años en el barrio de Boedo son hoy el soporte del techo de una ambiciosa Iglesia en la capital turística puntana. Y el cura que inició esta cruzada, casualidad o no, es bien hincha de San Lorenzo. 



En resumidas cuentas, la columna vertebral de esta historia inconclusa dirá que parte de los tablones del Viejo Gasómetro, cerrado por los militares en 1979, pasaron años después a manos del ingeniero Omar Vázquez, quien los recibió en parte de pago por su aporte a la construcción del Nuevo Gasómetro. Este ingeniero le comentó el asunto al sacerdote David Picca, quien por ese entonces se desempeñaba en la Iglesia de Merlo. Entonces, llegaron a un acuerdo para que los tablones, recuperados y adaptados para la obra, viajaran en un camión desde Buenos Aires a las sierras merlinas. 

"Tuvimos el aporte del gobierno, de algunos empresarios locales y del pueblo entero", recordó Picca, hoy destinado a San Luis capital. Fue él quien estuvo al frente de la capilla de Merlo en los tiempos en que se inició la obra. "No deja de ser significativo, los tablones de un club que nació de un cura terminan hoy en una iglesia", dijo Picca. 

En Merlo, como en toda ciudad alejada de la cocina del fútbol, las pasiones exigen otro tipo de ingenio. Boca, River, Independiente, Racing y San Lorenzo viven aquí duelos de pueblo. Hay hinchas foráneos y locales, los NyC (nacidos y criados) y los VyQ (venidos y quedados) como los llaman en todo páramo turístico devenido en refugio de capitalinos exiliados. Debieron conformarse por años con los relatos radiales, luego con la TV y ahora alguno hasta se le anima a Internet. Pero siempre se las arreglaron para seguir al club de sus amores. 

Un tal Félix Melián, que en los ochenta hacía publicidad con su auto parlante, (un auto con un gran megáfono en el techo), solía alternar las propagandas con alguna arenga sanlorencista. "Vamos Ciclón todavía", gritaba cada domingo cuando pasaba por la plaza. Y hasta le contaba al cura cómo iban los partidos cuando pasaba frente a la Iglesia. Hugo Argüello, otro fana cuervo, cuenta que con el campeonato armaron una gran caravana: "Fuimos muchos dándole vueltas a la plaza". 

Todos aquí están felices con la Iglesia, con la historia de esta Iglesia. Se arriman y tocan los tablones. Una extraña feligresía teñida por las pasiones del fútbol. Desde el ingenio popular algunos ya piden la canonización de Ramón. Pero David Picca, aunque suelta una carcajada, trata el asunto con suma cordura. "Hay que ser serios, lo primero es terminar con este templo para honrar al Señor", dice. Y casi sin querer acaricia los tablones. Una historia futbolera en una Iglesia de pueblo. Nada más. 



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