El edificio gótico de Las Heras
Cuando en 1909 el edificio de la Facultad de Derecho -en Moreno 353- comenzó a quedar chico, se pensó un cambio. El arquitecto Arturo Prins fue el padre del proyecto ganador: se trataba de una edificación de estilo francés del siglo XVII (de los tiempos de Luis XIV, el Rey Sol). Pero las autoridades de la Facultad pretendían algo de reminiscencias góticas. Prins viajó a Europa con el fin de estudiar construcciones de ese tipo y en 1912 presentó su nuevo proyecto que incluía una torre central de 120 metros de altura. Se aprobó de inmediato.
El entusiasmo inicial fue desmoronándose. El Estado retaceó los fondos para la construcción y los trabajos se paralizaron en 1914: el estallido de la Primera Guerra Mundial marcó otras prioridades. La actividad se retomó en 1919 cuando Prins logró que se entregara una partida de seis millones de pesos que incrementaron los tres asignados al principio. Fue todo lo que obtuvo. Eso le impidió seguir adelante. Efectuó nuevos reclamos, pero no surtieron efecto. A fines de 1925, con el edificio gótico a medio construir, se instaló allí la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Como ocurriera con la sede de Moreno 353 (que hoy ocupa el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti), llegaría el tiempo en que el inconcluso edificio de Las Heras no alcanzaría para albergar a todos los estudiantes. El arquitecto propuso cambios, no lo escucharon. Tuvo lugar, entonces, un hecho insólito durante la maratónica sesión del Congreso del 23 y 24 de diciembre de 1938 para debatir el presupuesto de 1939. Se presentó en el recinto el ministro de Justicia e Instrucción Pública, Jorge E. Coll (de la presidencia de Roberto M. Ortiz) a las seis y media de la mañana del 24 para solicitar que se destinara una partida a la construcción de un nuevo edificio para la Facultad de Derecho.
El doctor Coll sostuvo que era más económico encarar un nuevo proyecto, que continuar con el que se había iniciado en 1912. Luego de un intenso debate en donde la oposición manifestó la desprolijidad que significaba aparecerse a las seis de la mañana con semejante pedido, los votos oficialistas empujaron la iniciativa. Esa mañana murió el proyecto gótico de Prins. Y en octubre de 1939, murió Prins.
El Estado cedió un terreno municipal que usufructuaba Obras Sanitarias de la Nación en las avenidas Centenario (hoy Figueroa Alcorta) y Pueyrredon. La nueva obra demandó algunos años y se concluyó en 1949. El 20 de abril, el director, el decano y los profesores realizaron el simbólico acto de abandonar las aulas de Las Heras y caminar hasta la nueva sede en Figueroa Alcorta. La primera dama, Eva Perón, pidió que la inauguración oficial se postergara hasta el 21 de septiembre, por ser el Día del Estudiante.
¿Qué ocurrió con el edificio inconcluso de Prins? Se convirtió en sede de la Facultad de Ingeniería. Los memoriosos de los años ’60 y ’70 recuerdan que muchos, al pasar por su frente, se persignaban.
Bocetos de Prins
Sería construido en el terreno comprendido por la avenida Las Heras y las calles Azcuénaga, Pacheco de Melo y Cantilo, del barrio de Recoleta. La piedra fundamental se colocó el domingo 23 de junio de 1912. Al día siguiente, se iniciaron las obras.El entusiasmo inicial fue desmoronándose. El Estado retaceó los fondos para la construcción y los trabajos se paralizaron en 1914: el estallido de la Primera Guerra Mundial marcó otras prioridades. La actividad se retomó en 1919 cuando Prins logró que se entregara una partida de seis millones de pesos que incrementaron los tres asignados al principio. Fue todo lo que obtuvo. Eso le impidió seguir adelante. Efectuó nuevos reclamos, pero no surtieron efecto. A fines de 1925, con el edificio gótico a medio construir, se instaló allí la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.
Como ocurriera con la sede de Moreno 353 (que hoy ocupa el Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti), llegaría el tiempo en que el inconcluso edificio de Las Heras no alcanzaría para albergar a todos los estudiantes. El arquitecto propuso cambios, no lo escucharon. Tuvo lugar, entonces, un hecho insólito durante la maratónica sesión del Congreso del 23 y 24 de diciembre de 1938 para debatir el presupuesto de 1939. Se presentó en el recinto el ministro de Justicia e Instrucción Pública, Jorge E. Coll (de la presidencia de Roberto M. Ortiz) a las seis y media de la mañana del 24 para solicitar que se destinara una partida a la construcción de un nuevo edificio para la Facultad de Derecho.
El doctor Coll sostuvo que era más económico encarar un nuevo proyecto, que continuar con el que se había iniciado en 1912. Luego de un intenso debate en donde la oposición manifestó la desprolijidad que significaba aparecerse a las seis de la mañana con semejante pedido, los votos oficialistas empujaron la iniciativa. Esa mañana murió el proyecto gótico de Prins. Y en octubre de 1939, murió Prins.
El Estado cedió un terreno municipal que usufructuaba Obras Sanitarias de la Nación en las avenidas Centenario (hoy Figueroa Alcorta) y Pueyrredon. La nueva obra demandó algunos años y se concluyó en 1949. El 20 de abril, el director, el decano y los profesores realizaron el simbólico acto de abandonar las aulas de Las Heras y caminar hasta la nueva sede en Figueroa Alcorta. La primera dama, Eva Perón, pidió que la inauguración oficial se postergara hasta el 21 de septiembre, por ser el Día del Estudiante.
¿Qué ocurrió con el edificio inconcluso de Prins? Se convirtió en sede de la Facultad de Ingeniería. Los memoriosos de los años ’60 y ’70 recuerdan que muchos, al pasar por su frente, se persignaban.
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