jueves, 10 de mayo de 2012

EL FUERTE DE BUENOS AIRES



FUERTE DE BUENOS AIRES

REAL FORTALEZA DE SAN JUAN BALTASAR DE AUSTRIA

ERA LA MORADA DE LOS VIRREYES

Fueron iniciadas sus obras en 1594 y demolido en 1853.

Posteriormente a 1810, el Fuerte fue la residencia de los distintos gobernadores de Buenos Aires, hasta que se demolió.

El fuerte de Buenos Aires comenzó a construirse en abril de 1594 con el único fin de defender a la ciudad contra los ataques de los corsarios. Lo hizo construir Fernando de Zarate, quien lo bautizo real fortaleza de San Juan Baltazar de Austria. Estaba rodeado de un foso, edificios internos y artillado con 8 o 10 cañones. Era un recinto de 120 mts por lado con paredes de barro apisonado.  La ciudad no tenia cerco, ni muro, ni foso ni nada para defenderse. A los cinco años estuvo a punto de derrumbarse. En 1607 se produjo un golpe a mano de piratas contra los navíos anclados. El gobernador Hernandarias hizo reconstruir el fuerte habilitando habitaciones para el alojamiento de los gobernadores incluyéndose como morador.  También se estableció la guardia del Riachuelo para proteger a los navíos anclados en el puerto.

Hasta mediados de 1663 a instancia del gobernador Martínez de Salazar se decidió la construcción de otro pero con foso circundante. Sobre planos trazados por el Ingeniero José Bermúdez de Castro y continuado por el ingeniero Domingo Petrarca, fue inaugurado en 1723. Según los planos del ingeniero Bermúdez del año 1708 el fuerte tenia forma cuadrangular.

Todo era de piedra y ladrillos. Allí se instala la residencia del virrey a partir de 1776 y fue la casa de Gobierno de Rivadavia en 1821, modificada por Prospero Catelin. El viejo edificio colonial subsistió hasta 1853, cuando comenzó su demolición por ordenes del pastor Obligado.

Estaba ubicado en el espacio comprendido por las calles Rivadavia, Balcarce, Hipólito Irigoyen y Paseo Colón, donde hoy se encuentra la Casa de Gobierno. El fuerte estaba rodeado de un foso inundable. Para cruzar ese foso había un puente levadizo.

La Real Fortaleza fue demolida en 1853 y ocupaba el lugar en que se construyó la Casa Rosada (La Casa de Gobierno, sede del Poder Ejecutivo Nacional).


Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), Gobernador de Buenos Aires.
Hasta fines del siglo XVIII la gobernación de Buenos Aires formaba parte del virreinato de Perú y luego de la creación del Virreinato, de la apertura de nuestros mercados marítimos y la entrada del comercio la ciudad dio un verdadero vuelco.
 Puede decirse que Buenos Aires recién entro un poco en la historia a partir de 1806.
Mas de 300 barcos entraban ya en el puerto y se exportaban mas de un millón de cueros.


Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias)



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ACUARELA ANÓNIMA REALIZADA EN 1628
En la construcción del fuerte trabajaban los indios de los vecinos de Tucumán que habían bajado con él a Buenos Aires. El primer alcalde y castellano del fuerte fue Bartolomé de Sandoval, teniente de don Hernando de Zárate, con un salario anual de trescientos mil maravedíes. Debido a noticias sobre un presunto ataque de naves corsarias, el gobernador Fernando de Zárate hizo levantar en ese sitio una precaria construcción rodeada por un cerco de "palo a pique" y un foso.



  Vista a la ciudad en 1794. En el centro se observa el fuerte,
 mas atrás el Cabildo, la iglesia y la Catedral- 
A comienzos del siglo XVII, el activo gobernador Hernandarias mejoró las condiciones ofensivas y defensivas del recinto. Fue él quien reconstruyó el fuerte de buenos Aires y bajo su mando, los pobladores comenzaron a edificar el Cabildo. Lo reedificó completamente, construyó en él habitaciones particulares para vivir con su familia y lo dotó de un espléndido mirador desde el cual se divisaba una hermosa vista sobre el río. También dio comienzo a la construcción de un fortezuelo o torreón en la entrada del Riachuelo, que era el puerto de Buenos Aires. Habilitó locales destinados a la Aduana, Contaduría Real o Cajas Reales, reforzó las murallas e hizo cubrir parte de los techos con tejas.



 Acuarela de Vidal 1816/17 vista al fuerte y personas y lavanderas en el río. Vista a la única Iglesia que había en la ciudad.  Cien años de construcciones  convirtieron el fuerte  en un sitio amurallado de piedra, con un foso perimetral, puente levadizo enfrentando la Plaza Mayor, donde hoy se encuentra el arco de entrada a la Casa Rosada. Baluartes en sus ángulos con cañones para la defensa e instalaciones interiores para el asiento de las autoridades coloniales, que después de 1810 utilizaron los gobiernos patrios como residencia de los distintos gobernadores hasta principios de la presidencia de Julio A. Roca a comienzos de 1880, quien decidió  la demolición total de los viejos restos en pié de la fortaleza.



Dimensiones del edificio

La planta del Fuerte era de forma cuadrada algo irregular, con cuatro baluartes angulares —con garitas para los centinelas— y la rodeaba un foso, que nunca se llenó con agua. Se ignoran con exactitud las dimensiones del edificio, pero de acuerdo con algunos planos de la mitad del siglo XVIII, se puede calcular que ocupaba una superficie inferior a 15.000 metros cuadrados y que el perímetro de sus muros se acercaba a los 500 metros. Toda la mampostería era de ladrillo y un puente levadizo comunicaba la entrada con la Plaza Mayor (hoy plaza de Mayo).



 Fuerte de Buenos Aires 1829. Atrás se observa el Rio de la Plata. Era una fortificación cuyos cañones apuntaban a la calle de las Torres (hoy Rivadavia). En 1803 el arquitecto Juan Bautista Segismundo reforzó los muros exteriores y construyó almenas para sacar las bocas de unos 40 cañones que se utilizaron para las invasiones Inglesas. Además, dentro del Fuerte podía alojarse una dotación cercana a los 700 hombres, pero con todo, su eficacia para el caso de un ataque naval era prácticamente nula, debido a la menor potencia de sus cañones en relación con los utilizados por los corsarios de la época.


En 1854 se produce la separación de la Pcia. de Buenos Aires del resto de la Confederación y es electo Pastor Obligado como Gobernador del estado de Buenos Aires.
En este período se autoriza a demoler el Fuerte y levantar en ese sitio la Aduana, que hasta entonces había estado funcionando, desde la época del Virreinato, en en edificio viejo de Azcuénaga situado sobre la barranca del río a la altura de la Av. Belgrano. También se autoriza a construir un muelle de pasajeros.

Maqueta del Fuerte de Buenos Aires y la Plaza de la Victoria (hoy plaza de Mayo),
el Cabildo vislumbra en el fondo y La Recova se destaca en la parte central.  El fuerte estaba rodeado de un foso, convertido en 1910 en epicentro de gente de mal vivir y en depósito de inmundicias y desperdicios.

Los primeros seminaristas se habían recibido en la parroquia Jesuita Nuestra Señora de Loreto capilla que estaba ubicada frente al fuerte de Buenos Aires.


El agua para el consumo de la población, se tomaba, como hoy, del Río de la Plata. La primera excavación para extraer agua, quizá, sea un silo excavado en 1667 en el Fuerte del Buenos Aires colonial, con una cisterna de 6,5 metros de altura. Muchas de las antiguas construcciones subterráneas tuvieron funciones utilitarias, que hoy nos resultan extrañas porque estamos acostumbrados a que el agua llegue a través de caños. Pero no siempre fue así. Hasta poco después de 1880, la tierra debía ser excavada para tener agua para las tareas diarias.




Uno de los empresarios lancheros mas importantes Vicente Casares, eleva al gobierno una propuesta para profundizar el canal de entrada y hacer muelles sobre la ribera del RIACHUELO pero las propuestas no fueron tomadas en cuenta hasta que en 1852 caída la tiranía, después de la batalla de Caseros se comienza a notar un movimiento comercial importante. En 1854 se separa Buenos Aires del resto de la confederación y es electo don Pastor Obligado  como primer gobernador constitucional de Buenos Aires.  Alli se construye un nuevo edificio para la aduana y un muelle para el embarque y desembarque de pasajeros.


El viejo edificio colonial subsistió hasta 1853, en que comenzó su demolición parcial, para dar lugar —años más tarde— a la actual Casa de Gobierno.

Fuerte de Buenos Aires (1852-1854) DEMOLICIÓN
La imagen muestra a un grupo de obreros que demuelen el Fuerte. Es el primer daguerrotipo de personas trabajando porque en esa época predominaban los retratos y los paisajes. El primer Fuerte fue construido en 1594. Reemplazado por otro edificio en 1713 y remodelado en 1820, estaba en el lugar que actualmente ocupa la Casa de Gobierno, sobre la calle Balcarce
.La demolición del fuerte se hizo parcialmente, se volteó el gran muro exterior que descendía hasta la playa y parte de las construcciones anexas, respetándose los edificios en su interior, mejorándolos. El espacio que quedaba entre la Recova y el Fuerte, era la Plazoleta del Fuerte. En esta plazoleta se efectuaban las ejecuciones. Wilde ubica los banquillos, en la zona cercana al foso del Fuerte y señala que en algunos casos, el cuerpo del ajusticiaba quedaba suspendido de la horca, a la vista de la población.

Edificio de la administración de Rentas Nacionales realizada por el arquitecto Eduardo Taylor que fue el arquitecto de la Aduana Taylor. A la izquierda puede verse el viejo Fuerte de la Ciudad. A la derecha, asoma la chimenea del Molino Harinero San Francisco.


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Plaza 25 de Mayo (1867). En primer plano la plaza, mirando al sur de la ciudad. de izquierda a derecha se pueden ver la entrada al Fuerte, el edificio de Rentas Nacionales, el molino San Francisco y el edificio con arcos del antiguo Congreso Nacional.


Hernandarias, la fortificación de Buenos Aires

No obstante estos buenos razonamientos, el comercio libre fue negado a Buenos Aires y Hernandarias tuvo que reparar el fuerte lo mejor que pudo. Lo reedificó completamente, construyó en él habitaciones particulares para vivir con su familia y lo dotó de un espléndido mirador desde el cual se divisaba una hermosa vista sobre el río. Hernando de Vargas, enemigo personal de Hernandarias, criticó acerbamente estas modificaciones del fuerte y, sobre todo, la costumbre, que luego heredarían los demás gobernadores, de vivir en el fuerte.  Estas críticas las hizo Vargas en una carta del 21 de junio de 1604; pero Hernandarias no se dio por enterado de ellas y el 27 de junio de 1605 nombró alcalde de la fortaleza a don Sancho de Nebrija y Solís, capitán y sargento mayor. También dio comienzo a la construcción de un fortezuelo o torreón en la entrada del Riachuelo, que era el puerto de Buenos Aires. Esta idea de construir una defensa en la boca del Riachuelo ya la había expuesto el gobernador don Diego Rodríguez Valdez y de la Banda en una carta del 20 de mayo de 1599; pero no se llevó a cabo hasta que Hernandarias la inició poco antes del 5 de mayo de 1607.
Desde esta fecha Buenos Aires contó con su clásico fuerte desesperación que como un castigo heredaban todos los gobernadores y con un reducto en la boca del Riachuelo: defensas bien intencionadas, pero casi inútiles en la práctica, que ni siquiera tuvieron oportunidad de infundir un poco de temor a los piratas. Si éstos no desembarcaron nunca en la ciudad, su alejamiento no se debe a eso, fortezuelos, sino a la terrible defensa de los bancos de arena submarinos que hacían imposible la entrada del puerto a los navíos que no conocían los canales subfluviales. Prueba de ello la tenemos en el hecho de que la sola vez que unos corsarios dispusieron de un práctico que no ignoraba esos canales avanzaron en el puerto, hasta el fondeadero llamado el Pozo, y huyeron llevándose un navío que allí estaba anclado.


Cuartel de la Convalecencia

Pero si bien nos hemos referido a dos cuarteles famosos e importantes, ampliamente conocidos, nos ocuparemos ahora de otro cuartel llamado de “la Convalecencia”, totalmente desconocido y que ha permanecido en el olvido. Cuando los Escuadrones 3º y 4º del Regimiento de Granaderos a Caballo volvieron de la Campaña de la Banda Oriental (Uruguay), la que había comenzado en 1811 y terminado en 1815, fueron alojados en el Fuerte de Buenos Aires, lugar totalmente inadecuado para alojar tropas de Caballería, puesto que no tenía ninguna clase de comodidades y tampoco caballerizas. A pedido del Comandante del Regimiento coronel José Matías Zapiola, que reemplazaba al general San Martín, quien se encontraba en ese momento en el Norte; los Escuadrones fueron trasladados a los cuarteles del Campamento de la Convalecencia, el que ocuparon hasta fines de 1815 y que había alojado antes al Regimiento 10 de Infantería. Los granaderos dejarían ese cuartel a principios de 1816, cuando fueron a incorporarse en el Ejército de los Andes. (Tcnl Camilo Anschutz – Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo. Tomo I, página 200). Respecto a los antecedentes de este cuartel de la Convalecencia, sabemos lo siguiente: desde 1734 hasta 1767 estos terrenos habían pertenecido a los Padres Jesuitas, llamándose “Chacra de Belén” por depender de la Residencia del mismo nombre; luego fue Cárcel de Mujeres e Iglesia de San Telmo en la calle Humberto 1º 340. Expulsados los Jesuitas en 1767, fueron reemplazados por los Padres Bethlemitas, a quienes por la larga barba que usaban se los llamaba “barbones” y que instalaron el Hospital de Hombres en la Chacra de Belén. Al lado de la mencionada chacra, y en la de ellos propia, que tenían desde 1748, hicieron algunas construcciones destinándolas a los convalecientes del Hospital. De allí entonces, viene el nombre de la “Convalecencia”. Años más tarde, este edificio fue destinado a cuartel, y en calidad de tal subsistió hasta la época de Rosas. En 1851 se instaló allí un Manicomio de Mujeres, llamado de “las Mercedes” desde 1873 y que actualmente es el Hospital Neuropsiquiátrico Braulio A. Moyano en la calle Brandsen.
 
El Fuerte

Al borde de la barranca que terminaba en el Río de la Plata y al este de la manzana que correspondió al Adelantado —donde actualmente está la Casa de Gobierno— Juan de Garay señaló la ubicación del Fuerte de Buenos Aires. En 1595 y debido a noticias sobre un presunto ataque de naves corsarias, el gobernador Fernando de Zárate hizo levantar en ese sitio una precaria construcción rodeada por un cerco de "palo a pique" y un foso. Aunque muy rústica, fue denominada Real Fortaleza de San Juan Baltasar de Austria. En tiempos de los gobernadores Juan Ramírez de Velazco y Rodríguez de Valdés y de la Banda, el edificio fue parcialmente ampliado. A comienzos del siglo XVII, el activo gobernador Hernandarias mejoró las condiciones ofensivas y defensivas del recinto. Otorgó mayores comodidades a su alojamiento y habilitó locales destinados a la Aduana, Contaduría Real o Cajas Reales, reforzó las murallas e hizo cubrir parte de los techos con tejas.



Con el trascurso del tiempo, el edificio amenazaba derrumbarse, mientras persistía el peligro de un ataque por parte de naves enemigas, esto motivó que en julio de 1663, el gobernador José Martínez de Salazar reuniera una Junta de Guerra, la cual dispuso reforzar las defensas de la ciudad con la construcción de un Fuerte, con foso circundante. 
Entre los años 1666 y 1670, el edificio fue reconstruido completamente. Se le agregaron cuatro baluartes, uno en cada ángulo de la muralla y artillados con varias bocas de fuego. Dentro del edificio se construyeron espaciosos locales destinados a la morada del gobernador y alojamiento para oficiales y tropa; otros recintos para Cajas Reales, enfermería, talleres de herrería y carpintería, panadería, cárcel, etcétera.
Los trabajos realizados costaron más de 54.000 pesos fuertes, suma bastante elevada en aquella época. Además debe tenerse en cuenta que para abaratar el valor de las obras, Salazar dispuso que los soldados del presidio, los días que no estén ni entren de guardia, trabajen tres horas por la mañana y tres por la tarde en los terraplenes. ( Documentos y planos recopilados por Enrique Peña. Buenos Aires, 1910.)
A comienzos del siglo XVIII el gobernador Manuel de Velazco informó al rey sobre el estado ruinoso en que se encontraba el Fuerte (julio de 1710) lo cual fue causa de que se realizara una sustancial reforma. 
Años más tarde se inició una reconstrucción casi total, sobre planos trazados por el ingeniero José Rermúdez y en la dirección de los trabajos también participó el constructor Domingo Petrarca, especialista en obras de carácter militar. No se sabe con certeza la fecha en que fue terminado el edificio, pero según las constancias más aproximadas, su inauguración debe haber tenido lugar entre 1724 y 1725, durante el gobierno de Bruno Mauricio de Zavala.
Es probable que en esas épocas las murallas exteriores y algunas obras internas ya estuvieran terminadas. Los trabajos tienen que haber proseguido varios años más, por cuanto entre 1727 y 1729 las autoridades de Buenos Aires solicitaron del rey Felipe V cierta suma de dinero para levantar un nuevo local para Cajas Reales.
La planta del Fuerte era de forma cuadrada algo irregular, con cuatro baluartes angulares —con garitas para los centinelas— y la rodeaba un foso, que nunca se llenó con agua. Conviene aclarar que las obras defensivas sobre la ribera del Plata —donde podían atacar naves enemigas— eran mucho más importantes que las orientadas hacia la ciudad. Se ignoran con exactitud las dimensiones del edificio, pero de acuerdo con algunos planos de la mitad del siglo XVIII, se puede calcular que ocupaba una superficie inferior a 15.000 metros cuadrados y que el perímetro de sus muros se acercaba a los 500 metros. Toda la mampostería era de ladrillo y un puente levadizo comunicaba la entrada con la Plaza Mayor. El nombre primitivo fue remplazado por el de "San Miguel". Dentro de sus murallas estaban incluidas las mismas dependencias que tenían en épocas del gobernador Salazar.


Juan Francisco de Aguirre dejó escrita la siguiente descripción: 
"Todo lo interior del Fuerte o su plaza de armas está ocupada de habitaciones. La entrada derecha conduce a la escalera que da a la habitación de los Señores Virreyes, la cual está este-oeste. Esta habitación es antigua, reducida y no corresponde a la idea de palacio, que es el nombre con que se conocen las casas de esos señores. Aquí se llaman fuertes aun cuando estén fuera de esta plaza a cuya situación le viene bien. En la parte inferior de esta habitación está la secretaría y se ha de poner la Real Audiencia. 
Fuera de la vivienda de los Sres. Virreyes están las cajas reales en la parte sur. A la parte del oeste están la capilla y cuerpos de guardia, a del norte, los almacenes de pertrechos y utensilios y a la del este, la fragua, herrería y carpintería."
En 1803 el arquitecto Juan Bautista Segismundo reforzó los muros exteriores y construyó almenas para sacar las bocas de unos treinta cañones. Además, dentro del Fuerte podía alojarse una dotación cercana a los 700 hombres, pero con todo, su eficacia para el caso de un ataque naval era prácticamente nula, debido a la menor potencia de sus cañones en relación con los utilizados por los corsarios de la época.

 

 Fue Bernardino Rivadavia el primero que puso en marcha la idea de construir un puerto en la ciudad para que sea adecuado para el atraque de los barcos de ultramar y es como solicita un competente ingeniero hidráulico para tal proyecto pero al producirse la caída de Rivadavia se desmorona dicho proyecto.

 En 1810 Mariano Moreno luchaba para hacer valer el libre comercio, por ello ordena reparar los muelles del riachuelo que habían sido totalmente dañados por un temporal y dispone balizear el canal de entrada de La Boca y en 1811 da orden de canalizar el Riachuelo.

 En diagonal al fuerte, lo que es hoy 25 de mayo y Rivadavia, donde se ubica la puerta central del Banco Nación, era ocupada por varios negocios como la sastrería de Coyle, la única inglesa en la ciudad, que abrió en 1824. El dueño tenia su vivienda en el piso de arriba. También se instalaron las caballerizas de Crow y de Malcom donde se guardaba la carroza que conducía el Santísimo en las procesiones que partían de la Catedral. Años después se levantó allí una vivienda particular. Más tarde y tomando también el terreno anterior, levantó allí su edificio la Bolsa de Comercio en 1885. También se instalo alli el hotel Faunch que fue uno de los primeros hoteles en nuestro Buenos Aires. Sus dueños eran Jaimes Faunch y su esposa Mary Morley, llegados a Buenos Aires en 1819 provenientes de Inglaterra. La clientela era muy distinguida e inglesa. En ese lugar antes funcionaba una taberna para marinos y hombres de la rivera. 
 

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