La antigua Munich fue en su momento el centro de reunión más lujoso de la Costanera Sur durante las décadas del '50, '60 y parte del '70, y es uno de los edificios más singulares de Buenos Aires. La nobleza de su diseño y sus valores espaciales, estéticos y ornamentales lo convirtieron en un hito del patrimonio arquitectónico porteño. Eran tiempos de riqueza y abundancia, con un horizonte de prosperidad que parecía no tener fin. Al mismo tiempo, Buenos Aires crecía a pasos agigantados, impulsada por las masas de inmigrantes y la democracia popular: para 1929 la ciudad había triplicado la superficie construida desde 1920.
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