jueves, 10 de mayo de 2012


HISTORIA DE LA CONFITERÍA EL MOLINO



Confitería "El Molino"
 de Callao y Rivadavia


El edificio, de estilo Art Nouveau, fue declarado Monumento Histórico Nacional- Construida por Francisco Gianotti-

La confitería "El Molino" abrió sus puertas en 1859 bajo el nombre "Confitería del Centro". Estaba ubicada en la esquina de Rodríguez Peña y Rivadavia. Desde su esquina privilegiada, siguió de cerca los avatares de lahistoria argentina.

Sin embargo, la presencia del primer molino harinero  instalado por un genovésen Buenos Aires en Rivadavia y Solís, llamado "Molino a vapor de Lorea" que fue el primero de la Ciudad. Sirvió de punto de referencia y condujo a cambiarle el nombre por el de "Antigua Confitería del Molino". Al iniciarse en 1905 la construcción de la Plaza. Aun no existía la Plaza del Congreso. La primer edificación estaba situada en la esquina de Rodríguez Peña y Rivadavia. En 1866 la confitería recién se comenzó a llamar por su nombre famoso. Con motivo de la construcción de la Plaza del Congreso en 1905, entonces la Confitería del Molino se trasladó en febrero de 1905 a su actual ubicación, en la esquina de las avenidas Rivadavia y Callao.- En 1914 ese local se demolió. En 1904, Callao era una calle de tierra llena de árboles, pero Cayetano Brenna (uno de los socios), como buen italiano ahorrativo, adquirió la esquina que formaba con Rivadavia y varios edificios linderos. Siete años mas tarde compró la casa de Callao 32 y en 1917 la de Rivadavia 1815 que aun perdura.

La primer edificación estaba situada en la esquina de Rodríguez Peña y Rivadavia. Hacia 1850 en la esquina de Rivadavia y Rodríguez Peña funcionaba la Confitería del Centro, que cambió su denominación por Antigua Confitería del Molino tras la instalación del primer molino harinero instalado en Buenos Aires. Los propietarios eran Contastino Rossi y Gaetano Brenna, quien era un reconocido maestro confitero.

En la foto su ubicación anterior era Rivadavia y Rodríguez Peña.


Foto de la primera confitería anterior (Rivadavia y Callao)



La fachada de hormigón armado y la cúpula fueron construidas sobre tres construcciones que no fueron demolidas sino ampliadas y unidas.
El edificio fue famoso por sus mármoles, vitrales, cristalería y delicias de repostería.
  
  
En 1850, dos reposteros italianos, Constantino Rossi y Cayetano Brenna, adquirieron la entonces Confitería del Centro, en la esquina de Federación y Garantías (hoy, Rodríguez Peña y Rivadavia). Más tarde cambiaron su nombre por “Antigua Confitería del Molino”, dado que en un ángulo de la plaza de los dos Congresos, se encontraba el primer molino harinero de Buenos Aires, llamado Molino a Vapor Lorea.
  
  
  
  
Se conforma un edificio de tres pisos y tres subsuelos- Los tres pisos superiores se destinaron a la renta - Las dos primeras plantas y los subsuelos funcionaron durante ocho décadas  como confitería y dos salones de fiesta. El Versalles  y el Gran molino. O sea que en el predio estaba la confitería, oficinas y departamentos. Bien a la derecha se observa El "Café de los dos congresos"-

 El "Café de los dos congresos" y un hotel del mismo nombre siendo obra del arquitecto Buschiazzo que hoy le falta la cúpula y la mitad del edificio-

 El "Café de los dos congresos" que hoy le falta la cúpula y la mitad del edificio-

En 1917 se efectuó la gran inauguración.

  
  
 
 Fue en su momento vanguardia edilicia al contar con salones de fiestas, planta de elaboración, fábrica de hielo, bodegas y taller mecánico.
  
  
  
  

  
  
  
De esta manera, durante la Revolución del ‘90 buscaron refugio varios combatientes. Por décadas sirvió de punto de reunión de los parlamentarios, especialmente representantes del radicalismo y del socialismo. Entre ellos podemos mencionar a José Ingenieros, Alfredo Palacios, José F. Uriburu, Marcelo T. de Alvear, entre otros. Todos ellos degustaban el exquisito café y la repostería, así como también su afamado postre imperial ruso que tenía la imagen de un águila bicéfala.

haga click en la imagen para ampliar - ( FOTOS PANORÁMICAS)




  
Se mandó traer todos los materiales de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitraux. En 1915 se le encarga al arquitecto Francisco Gianotti la construcción y unión de los tres edificios. Tarea nada fácil dado que no cerraron los salones y se iban habilitando a medida que se terminaba con los otros. Los legisladores abrían allí sus cuentas corrientes, cuentan que Brenna los atendía con distinguida levita.
  
  
  


Por las mesas del Molino pasaron Alfredo Palacios, que casi siempre pedía coñac, café y medialunas; Carlos Gardel, que le encargó especialmente a Brenna un postre para regalarle a su amigo Irineo Leguisamo (así fue como se inventó ''el Leguisamo", una exquisita combinación de bizcochuelo, hojaldre, merengue, marrón glacé y crema imperial con almendras). Lisandro de la Torre y Leopoldo Lugones bebieron copetines en este lugar. El tenor Tito Schipa saboreó el champaña y la soprano Lili Pons comió pequeños sandwiches de miga; mientras Niní Marshall, Libertad Lamarque y Eva Perón tomaban el té con masitas secas, aunque ninguna compartía su mesa con la otra.


Al lugar comenzó a asistir la burguesía de Buenos Aires. Los habitúes se reunían para probar sus exquisitos merengues, el marrón glasé, el Panetone de castañas, y el imperial ruso, o sea, el argentino, curiosamente conocido en Europa como “postre argentino”, ya que fue creado por Cayetano Brenna en 1917.
  
  
vitreaux
la escalera de mármol comunica con el salón principal
  
  
En septiembre de 1930 la confitería se incendió. En 1931 un año después volvió a abrir sus puertas.


Los huevos frontales son de un metro de altura. Los vitreaux representan huevos similares a los de Favergé. El vitreaux básicamente es plomo con vidrio.

  
Ha sido declarada Monumento Histórico Nacional por constituir un hito en la memoria colectiva porteña y por sus notables cualidades arquitectónicas.
Se encuentra a metros del Congreso nacional.

 
Son varios los proyectos e iniciativas que intentaron rescatar del deterioro y el abandono a la tradicional confitería El Molino, que ya lleva más de 14 años cerrada.

Esa escultura no esta hoy día



Al principio eran dos socios. Luego quedo uno solo.  Mientras en Europa azotaba, el fantasma de la Primera Guerra Mundial, don Brenna decide construir en esos lotes uno de los edificios mas altos de la ciudad. 
La muerte de Brenna en 1938 marcó el fin de la belle époque; y una nueva etapa se abrió para El Molino, ahora regenteado por Renato Varesse hasta 1950 y el pastelero Antonio Armentano, hasta 1978. Este último vendió el fondo de comercio y la marca a un grupo de personas que un año después presentaron quiebra.
Cerró  sus puertas en 1979, pero en 1982 reabrió sus puertas, pero en 1997 volvió a cerrar sus puertas.
 En ese momento, los nietos de Cayetano Brenna salieron al rescate del patrimonio histórico y lograron volverlo a la vida. Con la vorágine cotidiana y las nuevas costumbres, se fueron introduciendo en la confitería muchos cambios. Se incorporó un salón bar y un mostrador para comidas rápidas, aunque siempre mantuvo su tradicional estilo.






Llegó a tener mas de 250 empleados

.
En su torre, que posee aspas de Molino con el nombre de la confitería como en la ochava del quinto piso, estableció las oficinas administrativas de la confitería. 
 

1 comentario:

  1. Amo este edificio.Cada vez que voy a Bs As lo visito y fue un lugar para mi novela.

    ResponderEliminar