jueves, 10 de mayo de 2012

LA IMPONENTE PENITENCIARIA NACIONAL COMO CÁRCEL MODELO EN 1877


EX Penitenciaría Nacional
construida como cárcel modelo  en 1877 y demolida en 1962.

En el parque Las Heras  se encontraba “la penitenciaria nacional” con aspecto de "supercastillo medieval". Era un predio de aprox. 10 hectáreas, las edificaciones eran protegidas por una muralla almenada con torres de vigilancia.  La zona era conocida como Tierra del Fuego, a semejanza del presidio que funcionaba en esa provincia del Sur argentino. Todos confluían en una garita central. En el subsuelo había talleres y depósitos de comida, que era transportada al centro de observación en zorras que iban por vías subterráneas. Parte de aquella construcción permanece bajo tierra. Hoy, en el predio que ocupaba la Penitenciaría hay mucho verde y algunas construcciones. Unas hamacas ocupan el lugar de la antigua torre de vigilancia. Una calesita y un arenero, el de la huerta triangular entre los pabellones 2 y 3. Debajo de la plaza Las Heras, por ejemplo, aún se conservan algunas partes de la penitenciaria. La Penitenciaría quedaba en la provincia de Buenos Aires. En un descampado, por no decir en el campo. Con el tiempo, el penal fue quedando en medio de una zona cada vez más más poblada y más rica.

 Los internos

De día los presos trabajaban y tenían prohibido hablar y de noche los aislaban en celdas individuales. En la primera década del siglo XX se elimino el silencio obligatorio  se instauró las recompensas por buena conducta. Si un preso se portaba bien, sus familiares podían llevarle café o chocolate, podía dejar una hora más la luz encendida, o quedaba autorizado para usar bigote. Los presos podían usar su nombre (hasta entonces los guardias los llamaban por el número de penado) y se eliminaron los grilletes y los trajes a rayas. Los internos podían recibir visitas íntimas. Y en tiempos de Roberto Pettinato como director nacional penitenciario, los internos fueron llamados por su nombre en vez de por su número de penado.


Se dice que la penitenciaria fue inaugurada el 28 de mayo de 1877, con el traslado de más de 300 presos que saturaban los calabozos del Cabildo. El 6 de septiembre de 1961 comenzó la demolición manual y el 5 de enero de 1962 empezaron las explosiones con trotyl que derrumbaron los muros de siete metros de alto y cuatro metros de ancho en la base. La monumental cárcel pasó al olvido relegada por el cambio de geografía en la ciudad de Buenos Aires.

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La calle de la izquierda es avenida Las Heras y la de atrás de la penitenciaria es Coronel Díaz. La prisión fue diseñada según el modelo panóptico de Bentham. Había cinco pabellones de dos pisos y 120 celdas cada uno y otros dos de 52 celdas.

 
La Penitenciaría Nacional, hoy Parque Las Heras, en un predio de aproximadamente 10 Hectáreas. Las edificaciones del penal eran protegidas por una muralla con torres de vigilancia.- Era un sector muy “pesado” que se extendía desde el Hospital Rivadavia hasta el Pasaje El Lazo con “piringundines”  y boliches frecuentados por malandras y cuchilleros. Se había formado un barrio desde Las Heras hacia el rio un tanto peligroso. Se manifestaban algunos prostíbulos y varios cafes. Con el correr de los años se transformó en zona residencial.


Sobre Juncal, donde funcionaba el taller de litografía y fotograbado, está el colegio Lenguas Vivas. Donde cruzaba el pabellón 4 hay unas canchitas de fútbol. La escuela municipal N° 26, por Salguero, fue construida donde funcionaban los talleres de mecánica, herrería y carpintería. Fotografía de Juan Di Sandro.


 *** Talleres ***
Los reclusos, una vez ingresados al penal, eran asignados a uno de los talleres, teniendo en cuenta “su voluntad, sus inclinaciones y sus conocimientos”. 
L
a Penitenciaría Nacional contaba con maquinaria e instalaciones apropiadas para producir en una escala social media  los talleres de la rama gráfica.  Estos talleres utilizaban como mano de obra a los presos alojados en el establecimiento penal. Asimismo los talleres contaban también con personal no presidiario, responsable de las tareas de coordinación y dirección. Luego del traslado del establecimiento al predio de Avenida Las Heras, se ponen en funcionamiento varios talleres, entre ellos los talleres de herrería, carpintería, galvanoplastía, zapatería y los talleres de imprenta y encuadernación. Estos últimos se ponen en funcionamiento en octubre de 1877, y llegan a ocupar al siguiente año 40 trabajadores. Los talleres gráficos se encargaban de la edición del Boletín Oficial, el Boletín Judicial y otras publicaciones para las dependencias estatales, además de otros libros, revistas y periódicos. 
Los talleres estaban divididos en diferentes secciones, como “Imprenta”, “Litografía”, “Encuadernación” y “Fotograbado y Fotografía”, de la misma manera que la mayoría de las empresas gráficas del momento, tal como lo prueban los datos censales de 1895, 1904 y 1914.

 


En la barranca de Juan Gregorio de Las Heras se construye la penitenciaría que fue inaugurada el 28 de marzo de 1877 y demolida en 1961. En su lugar se formó el Parque Las Heras.

La leyenda cuenta que también hay túneles cavados por los presos para escapar. La rigidez no impidió escapes memorables. Como el del 23 de agosto de 1923, cuando 14 presos huyeron por un túnel de 24 metros de largo y 60 centímetros de diámetro cavado a partir de un baño. Pero el preso número 15, Hans Wolf, le arruinó el escape a otros 40: se metió con los pies para adelante y se atoró. Schavelzon afirma: "Como los rellenaban con cemento, seguro que quedan restos de estos túneles". Fue el año que se inauguró el museo de Luján. 
 




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